Breve definición Una definición cotidiana de sufrimiento significa experimentar o verse afectado por algo negativo. El sufrimiento es una experiencia subjetiva para cada persona, no puede medirse ni compararse. En un contexto bioético se identificaría sufrimiento con el momento en que la integridad y dignidad de una persona se ve amenazada.
Clarificaciones conceptuales/conceptos vinculados No debe confundirse con el dolor o el daño. El sufrimiento es una experiencia subjetiva que afecta de forma global a la integridad de una persona, y no solo a una de sus partes. No puede reducirse a categorías como físico y mental, sino que el sufrimiento puede aunar estas categorías y trascender más allá de ellas (ten Have 2016).
Desarrollo de definición El término sufrimiento procede del latín suffere, que significa soportar. El término latino está relacionado con el griego πάθος, que se ha entendido como padecer.
El sufrimiento pertenece a la experiencia subjetiva de cada persona, al igual que sucede con el dolor. Pero no debe reducirse el sufrimiento al mero dolor, ya sea físico o mental, sino que el sufrimiento puede afectar a una vida y a una persona en su totalidad. El sufrimiento afecta a personas, no a meros cuerpos. La medicina, al haberse centrado en los cuerpos y los dolores que pueden padecer, ha relegado el sufrimiento a algo secundario. Aunque sea el cuerpo el que tiene el aparato nociceptivo que permite sentir dolor, el cuerpo no puede sufrir, solo las personas. (Post 2004)
Controversias y aplicación Deben tenerse en cuenta los conflictos internos que existen en las profesiones sanitarias cuando para aliviar el sufrimiento de un paciente este solicita asistencia médica para morir, ya sea en forma de suicidio asistido o eutanasia. En este contexto se enfrentan el fin de la medicina de aliviar el sufrimiento y el imperativo de no dañar ni matar. Tradicionalmente el sufrimiento ha estado ligado al dolor desde la perspectiva médica, aunque la percepción social del sufrimiento abarca más posibilidades. Por ello debe tenerse en cuenta que el sufrimiento no tiene por qué estar unido únicamente con el padecimiento de la enfermedad, sino también con otros hechos que amenazan a la integridad de la persona (Cassell 1982). El sufrimiento puede aparecer en cualquier aspecto de la persona, y suele ser entendido como la pérdida de algo para quien lo padece: pérdida de la salud, de la autonomía, de la dignidad, de otra persona, de la capacidad de realizar planes de futuro.
Para entender el sufrimiento tal y como se ha descrito, se debe entender también que quienes sufren son personas, que dan significados a sus vidas y construyen narrativas sobre ellas. De esta manera, también les dan significado a sus sufrimientos e intentan encontrarle algún sentido. Para poder hacer esto, es necesaria una concepción temporal del sufrimiento, para crear narrativas orientadas a las posibilidades que augura el futuro, ya que una de las principales fuentes de sufrimiento de personas que pasan por una enfermedad grave es el miedo por el futuro.
Otra de las fuentes más comunes de sufrimiento se relaciona con el dolor, sin llegar a ser el dolor mismo. Pacientes reportan sufrimiento por el dolor cuando sienten que no pueden controlarlo, o cuando no saben de dónde viene, o cuando es crónico, o insoportable. En circunstancias como estas, el dolor es percibido como una amenaza a la existencia de una persona, a su dignidad y a su integridad, lo que origina un sufrimiento.
Suele atribuirse también como fuente de sufrimiento el hecho de que los médicos no validen el dolor de un paciente. Esto sucede generalmente cuando no hay una enfermedad física detrás de ese sufrimiento. El hecho de que se dude de su sufrimiento hace que el propio paciente dude de su percepción de la realidad y de su credibilidad, lo que le puede originar mayor sufrimiento. Para Cassell (1982), el alivio del sufrimiento junto con la curación de la enfermedad son las obligaciones fundamentales de la profesión sanitaria, y es en el alivio del sufrimiento donde, en ocasiones, podría considerarse que la medicina, tal y como ha sido entendida hasta ahora, no ha cumplido del todo con sus obligaciones.
A la hora de considerar al ser humano en relación con su entorno, se pueden originar múltiples fuentes de sufrimiento. En el momento de padecer una enfermedad, un paciente puede sufrir por infinitas causas. Las más comunes son cuando los síntomas de esa enfermedad nos impiden relacionarnos con los demás, nos impiden realizar actividades que solemos hacer en nuestra vida y con las que nos sentimos realizados, o también cuando no podemos participar en la sociedad de ninguna manera.
Por todo esto, no debe ignorarse el componente sociocultural del sufrimiento. Según qué contextos, hay enfermedades que son aceptables o no, como puede suceder con aquellas que se estigmatizan, como las enfermedades sexuales. Lo mismo sucede con diferentes fuentes de sufrimiento. Generalmente se les otorga más validez a los sufrimientos físicos antes que a los mentales, existenciales o de otros tipos.
Por último, existe una dimensión espiritual o religiosa del sufrimiento. En cuanto a la dimensión religiosa, las religiones monoteístas cuentan con una visión de la vida ligada al sufrimiento. En estas religiones, impera la creencia en la sacralidad de la vida, por lo que el ser humano no puede hacer con su vida lo que quiera, sino que se debe a la voluntad de un creador. Según esta concepción, el sufrimiento es parte de la vida y nunca se podrá poner fin a una vida para aliviar un sufrimiento. En un ámbito religioso más amplio, se pueden dar dos circunstancias ante esto: o bien que el sufrimiento sea un castigo divino, o bien que no puedan coexistir el sufrimiento y una divinidad todopoderosa que lo permita. Si bien normalmente se entiende el sufrimiento como una parte intrínseca de la vida, puede entenderse o bien como algún tipo de condena enviada por algún ser divino como castigo, o bien como un camino de aprendizaje insalvable que nos ayuda a crecer y entendernos a nosotros o al mundo que nos rodea. El sufrimiento es una de las causas que hace que nos preguntemos sobre el sentido último de la vida humana, ya que es habitual encontrar en aquel que sufre preguntas trascendentes acerca del porqué del sufrimiento, sobre el sentido de este y, en última instancia, el porqué de la existencia del ser humano.
En cuanto a la dimensión espiritual, se considera un factor de gran importancia en la vida de las personas, sea o no de carácter religioso. La atención a las necesidades espirituales es fundamental a la hora de aliviar el sufrimiento ocasionado por diversos motivos. La percepción del sufrimiento y la actitud que una persona toma ante este está altamente ligada a la espiritualidad de cada uno, y en escenarios de final de la vida esto supone que cada individuo necesita una atención individualizada según sus consideraciones espirituales. Dar sentido a lo vivido, a lo que se está viviendo o a lo que se podría vivir, de quedar en paz con uno mismo y con el mundo, de poner orden y sentido en la vida y lo vivido son diferentes aspectos que se hallan en el ámbito de la espiritualidad y que dan la oportunidad de aliviar el sufrimiento que diferentes actores nos causa.
Legislación Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia.
El sufrimiento se menciona en la LORE en el momento de definir la eutanasia. Entre otras acepciones, se define la eutanasia como un acto deliberado con el objeto de evitar un sufrimiento. También aparece en la LORE en el momento de describir el contexto eutanásico, donde se dice que, entre otros requisitos, se debe padecer un sufrimiento insoportable que no puede ser aliviado en condiciones que el paciente considere aceptables. El contexto eutanásico debe delimitarse a determinadas situaciones donde el estado físico de la persona le provoque un sufrimiento físico o mental y a las posibilidades de que se intervenga para aliviar ese sufrimiento, lo que también se denomina en la LORE contexto de sufrimiento. El término “sufrimiento” aparece también en el Artículo 3 Definiciones, en las entradas de “padecimiento grave, crónico e imposibilitante” y “enfermedad grave e incurable”.
Referencias
Anderson, Ronald E., trans.World Suffering and Quality of Life. Minneapolis: Springer, 2015.
Cassell, Eric J. “The Nature of Suffering and the Goals of Medicine.”New England Journal of Medicine(1982): 639-645.
Have, Henk ten. «Suffering.» En Encyclopedia of Global Bioethics, editadopor Jeff Malpas, 2733-2742. Pittsburgh, PA, USA: Springer Reference, 2016.
Ministerio de Sanidad, Gobierno de España. «Manual de buenas prácticas en eutanasia.» 2021.
Post, Stephen G. «Encyclopedia of Bioethics 3rd Edition.» En Pain and Suffering, editadopor Eric J. Cassell, 1961-1969. Nueva York: Macmillann Reference USA, 2004.
Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia. (BOE» núm. 72, de 25 de marzo de 2021).
Bibliografía recomendada Hanson, Mark J., y Daniel Callahan., trans. The Goals of Medicine.Washingotn: Georgetown Univerisity Press, 2000.